noviembre 09, 2015

De genealogías.

La Duodécima Casa del Sol es una casa, pero no un hogar. No para la mayoría de ellos, que duermen en las habitaciones preparadas para cada uno de vez en cuando, que pasean por los pasillos pero sólo de paso, que llenan la cocina y el comedor con sus voces y su humo y sus almas un día, dos, a veces tres antes de irse. La mayoría de ellos no vive en la Duodécima, pero él sí, y Khristós también, así que, siempre que pasa algo, por pequeño que sea, cualquiera de los dos nota el cambio en el ambiente, las ondas rebotando por las paredes.
Anomalías.

Si los señores de la Casa no fueran Esdras y Khristós, sería muy triste y muy raro que una risa (una risa concreta, como una canción, una carcajada que corta el aire) fuera una anomalía. No lo es. Esdras frunce el ceño al pasar por delante y empuja la puerta de la cocina.
—¡Esdras! —Lena tiene una sonrisa encantadora y corre a darle un abrazo. Él lo permite, hundiendo la nariz en su pelo (huele a tierra y a césped, a bosque y a montaña), lo devuelve, mira a su alrededor. 
Khristós está apoyado en la encimera, Sunday está bebiéndose una copa, Louie ríe entre dientes, mirándolo desde un rincón. En el centro están Xerxes y Colin, sentados en la mesa, una vela apagada a un lado y el hueco en el que debería haber una vela al otro lado. Es algo curioso. La vela no está, pero su ausencia es como un agujero. Atrae la luz y se la traga, y al otro lado hay aire, el resto de su cocina. Es un hueco que no está. Pero tiene la forma exacta de una vela.

—¿Qué reunión tenéis aquí montada?
—Oh. —Khristós no tiene cara de estar disfrutando con esto, pero Khristós pocas veces tiene cara de disfrutar con algo, así que quién sabe. Esdras sabe. Lo mira a los ojos y sabe. Colin y Xerxes sentados en la mesa, el uno frente al otro, no son plato de su gusto. Del de Esdras tampoco, si tiene que ser sincero— Tu hermano ha demostrado tener un talento... Poco común, incluso entre nosotros.

Esdras no lo duda. Colin es poco común, muy poco común, bastante tirando a único, si tiene que ser sincero. Tanto que da miedo, pero Colin no es alguien que enseñe sus habilidades así como así, así que a su unicidad hay que sumarle su cripticismo y un par de cosas oscuras que se arrastran en el fondo de la memoria de ambos. 
—No soy su hermano —escupe Colin, cruzándose de brazos—. Yo no tengo hermanos.

(Es cierto. Desde que Loras dejó de serlo, Colin no tiene hermanos, y es tan sencillo y tan fuerte que da un poco de miedo que esa capacidad de convencerse de que algo es así o no lo es sea el talento menos común de todos
Pero es Colin McGrawson. Incontrolable.)

1 comentario:

  1. Lo leí ayer por la noche, porque el día apropiado (feliz día, Colin ♥) y me ha encantado. Porque están todos juntos y porque Esdras siendo exiliado del lado de Colin tiene un punto cruel que me hace tilin, pero sobre todo porque están todos juntos, con el aire tranquilo.

    Y por esto: "hristós no tiene cara de estar disfrutando con esto, pero Khristós pocas veces tiene cara de disfrutar con algo, así que quién sabe. "

    ResponderEliminar

Asómate.